Que no falte de nada en la Boda

Que no falte de nada

Celebrar una boda lleva un año de preparación, pero todo se puede ir al traste en un segundo si no se acierta con la comida.

El banquete puede arreglarlo o estropearlo todo. Y no es fácil acertar, porque hay que contentar a un buen número de personas. Lo ideal es buscar el punto intermedio entre la originalidad y la tradición, para contentar a todos.

Catering o restaurante; cordero o solomillo; vino de Rioja o de la Mancha... Cuestiones como éstas sumergen a los novios en un mar de dudas a la hora de diseñar el banquete nupcial. Las posibilidades son cada vez mayores, pero la responsabilidad sigue siendo la misma. La comida es uno de los momentos más cruciales de todo enlace: la boda será juzgada de acuerdo con su éxito.


En los banquetes nupciales la gente sigue siendo muy conservadora. Nadie quiere exponerse a que la comida acabe gustando sólo a unos pocos. “Los menús de bodas son poco innovadores, porque normalmente no quieres arriesgar. Puedes meter cocina muy creativa, pero a la hora de la verdad la incluyes en el coctail, donde puedes sorprender un poco más”.


De hecho, el coctail es el único momento de la comida en el que se renueva. Maite y Raúl querían un menú original para su boda, pero rápidamente se convencieron de que era complicado. A cambio, diseñaron un coctail de bienvenida con tapas muy elaboradas. “Pusimos, entre otras cosas, tostas de morcilla y piñones, huevos fritos de codorniz y brochetas de uvas con tomatitos y queso mozzarella. A los invitados les gustó mucho, y dio a la boda un toque sofisticado”.


Ante todo, no arriesgar


Los menús son mucho más tradicionales, aunque también van evolucionando. Por ejemplo, los banquetes tienden a abandonar los asados (cordero, cochinillo) para decantarse de forma casi exclusiva por los solomillos. Eso sí, la carne o el pescado suelen acompañarse de salsas más elaboradas: de foie, a la pimienta, con champiñón o bechamel. De hecho, las salsas y guarniciones son otro de los pocos espacios en donde cabe la innovación.


En cuanto a los postres, poco a poco se está olvidando la clásica tarta a favor de una selección de repostería fina. Lo mejor es colocar en el centro de las mesas un plato con diferentes pasteles, mousses o porciones de tarta para que cada uno elija. Y atención a otra cosa: los vinos. “Hoy en día son muy importantes los vinos, el champagne y el cava”. “Actualmente se les valora mucho; antes, sin embargo, se les consideraba en segundo o tercer lugar.”


¿Dónde lo celebramos?


El lugar en donde celebrar el banquete es una elección que dependerá, en buena parte, de las posibilidades económicas de la pareja. Maite y Raúl buscaban algo diferente a los tradicionales salones de boda. “Queríamos alquilar una casona en una finca de la provincia de Toledo –nos dice Raúl-, pero cuando hicimos cuentas, vimos que se salía de nuestro presupuesto. Al final optamos por un hotel a las afueras de Madrid, y lo cierto es que quedamos muy satisfechos”.
El testimonio de este matrimonio resume muy bien el dilema en el que se encuentran muchas parejas. Los salones de boda, aunque continúan con su actividad, están perdiendo terreno con respecto a los hoteles, las fincas y los catering.

Cuidado con las mesas

Si el menú es uno de los aspectos en los que más cuidadosos han de ser los novios, con no menos prudencia han de preparar la disposición de las mesas para el banquete. Una mala colocación puede provocar situaciones tensas, muy desagradables.

Lo más tradicional en el caso de las bodas siguen siendo las mesas corridas, aunque está aumentando la tendencia a utilizar mesas redondas para grupos de ocho o diez personas. Es muy importante, en estos casos, colocar una lista a la entrada del salón en donde se especifique la ubicación de cada una de las mesas y sus comensales. Quien olvida tomar esta precaución se arriesga a vivir una situación como la que sufrió Nieves, madrileña de 36 años, el día de su boda. “Cuando entré en el salón me encontré con la desagradable sorpresa de que mis cuatro hermanos no tenían una mesa donde sentarse.

Habían entrado más tarde porque me estaban ayudando con los preparativos. Al final, tuvieron que habilitar una mesa extra para que se pudieran sentar cerca de mí. Ningún invitado quiso cederles el asiento”.

La traca final

Si la celebración es nocturna, no puede faltar un fin de fiesta con copas y música. Generalmente se busca que el mismo lugar en donde se celebra el banquete cuente también con discoteca, para evitar la incomodidad de los despla-zamientos en coche (sobre todo después de una copiosa cena). El baile es uno de los momentos más distendidos de la boda, pasado ya el trajín protocolario.

Pero, como todo, tiene un precio. Se puede acordar con el hotel o con la empresa que haya preparado el banquete una barra libre, pero en este caso los precios son muy dispares.

En cuanto a la música, como para todo, hay multitud de opciones. Los que quieran dar la nota pueden escoger un cuarteto de gaitas irlandesas o una orquesta. Si la pareja quiere dar un toque de estilo a su celebración, lo mejor es contratar a un disc-jockey.

Abc.es

Fotografía propiedad de Digitalboda

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