Pamela o mantilla
pamela o mantilla
Uno de los detalles que más importancia ha adquirido en los últimos años en las bodas españolas es la pamela, sustituyendo a la tradicional mantilla. Aunque en su origen, se trataba de una prenda meramente funcional que las mujeres utilizaban para protegerse de las inclemencias meteorológicas, la evolución en sus diseños cada vez más elaborados ha convertido la pamela en un complemento puramente estético y en símbolo de la elegancia femenina, cuyo uso ha quedado relegado a acontecimientos relevantes.
Además, es personal y única, pues el gusto de la mujer que la luce queda impregnado en la pamela.
Inevitablemente asociada a las tradicionales bodas españolas, el uso de la mantilla en nuestro país se remonta al siglo XVII, aunque fue bajo el reinado de Isabel II cuando comenzó a ser considerada una prenda popular. Hoy en día, muy pocas mujeres siguen luciendo mantilla para ir a los toros o a las procesiones de Semana Santa, y su uso ha quedado prácticamente reducido a las bodas, especialmente por parte de la madrina. De todas formas no en todas las bodas se puede llevar mantilla: en las civiles, está descartada.
Otro de los capítulos que suele traer de cabeza a las invitadas de una boda es el de los zapatos. A parte de una mínima combinación de colores, el tacón es imprescindible, y cuanto más fino, más estiliza y más elegantemente se luce el vestuario. De todas formas, no se puede obviar la comodidad y tampoco la altura de la pareja. Son recomendables los zapatos cerrados de punta o de punta recta, pero también se permiten los de talón descubierto o mules con bordados en pedrería pero sencillos. Las sandalias no son muy adecuadas y sólo se admiten las de tiras muy finas y con mucho tacón. Y si se quiere seguir las últimas tendencias para este invierno habrá que decantarse por los zapatos de altísimo tacón atados al tobillo o por los zapatos con punta abierta, al estilo Hollywood años 40.
En la elección de joyas triunfa el minimalismo. La recomendación es seguir el dicho: “más es menos”. Si, por ejemplo, se elige un collar (que es una pieza importante) es mejor combinarlo con unos pendientes sencillos y huir de demasiadas pulseras. La bisutería es preferible dejarla para otras ocasiones, y en una boda lucir metales y piedras preciosas, siempre teniendo en cuenta la regla básica de no mezclar oro y plata. Las piezas que combinan los tres tipos de oro (blanco, amarillo y rojo) y las de platino están muy de moda.
Abc.es
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